martes, 26 de febrero de 2013

“La Rana que no Sabía que Estaba Hervida”


Esta es la Historia de “La Rana que no Sabía que Estaba Hervida”

Imaginen una Cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana, esto le parece bastante agradable y sigue nadando.

La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que le gusta a la rana. Pero ella no se inquieta, además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia. Ahora el agua está caliente de verdad.

A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar,a tratar de adaptarse y no hace nada más.Así , la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada,hasta el momento en que la rana acabe hervida y muera sin haber realizado el menor esfuerzo por salir de la cazuela.

****Si la hubieramos sumergido de golpe en una cazuela a 50 grados,de una sola zancada , ella se hubiera puesto a salvo, saltando fuera del recipiente.

Este experimento nos demuestra,que un deterioro si es muy lento pasa inadvertido y la mayoría de las veces no suscita reacción, ni oposición, ni rebeldía por nuestra parte.

Y es que los cambios graduales, pequeños pero continuos, tienden a pasar desapercibidos, provocando graves consecuencias en nuestras vidas. Efectivamente, como le pasa a la rana , no somos capaces de notar como cada día nos desviamos un poco más del camino que nos hubiera gustado llevar, y lo que es más trágico, al no notarlo, no hacemos nada para remediarlo.

Generalmente, nos resulta más fácil cambiar y tomar decisiones si los cambios son repentinos que si son graduales.
De hecho, en los diferentes ámbitos de nuestra vida van surgiendo cambios que apenas percibimos, ni nos cuestionamos hasta que un día nos sorprendemos preguntándonos si reálmente somos felices con nuestro trabajo, nuestra pareja o nuestra realidad en general.

Hay que intentar examinar detenidamente cada área de nuestra vida y reflexionar sobre si somos felices y cómo nos gustaría vernos en un futuro, quizá nos sorprendamos comprobando que no somos tan dichosos como creíamos o que tenemos otras inquietudes, pudiendo así tomar decisiones y cambiar aspectos con los que no estemos tan a gusto.




Bibliografía: “La rana que no sabía que estaba hervida”. (Clerc, Olivier) Ed. Maeva

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